Pie de Limón
En casa los clásicos postres que se preparaban eran queques, bizcochos, arroz con leche y suspiro. Cuando Euge venía de visita, siempre la volvía loca para ponernos a preparar un postre juntas. Arroz con leche para mi papá, el queque de plátano, que invadía la casa con su aroma inconfundible o el suspiro a la limeña, estaban a la orden del día.
El pie de limón se comenzó a preparar cuando Esthercita llegó a la cocina de mi casa. No era un postre usual, pero si uno esperado. Desde triturar las galletas de vainilla y mezclarlas con mantequilla, hasta exprimir cada uno de los limones que más tarde se mezclarían con las yemas. Luego ver como subían las claras hasta volver se punto nieve y lamer las varillas hasta que no quedara una gota de merengue en ellas, eran mis partes favoritas.
Era tanta la emoción, que nos quedamos impacientes mirando desde la ventana del horno como iban dorando las puntas. La peor parte era esperar a que enfríe el postre, ya que lo único que todos en casa queríamos hacer, era comer.
No suelo pedir Pie de Limón cuando salgo a la calle, es un postre que si compro, lo hago para llevar a casa o a algún evento especial. Mi favorito es el que prepara Astrid Gutsche en Tanta. Patty Nagamine tiene uno muy similar en La Creme de la Creme. Masa crujiente, crema de limón con el toque perfecto de dulce. Ojo, esto es importante porque a muchas personas se les pasa el punto, y el postre se vuelve tan, pero tan dulce que una cucharada basta para no querer más. Y lo que más me gusta de estas versiones de pie de limón, es el merengue estilo italiano que lleva. No el merengue tradicional espumoso, sino el cremoso, que diferencia al merengue italiano de los demás.
Pero el Pie de Limón que hace que me explote el corazón de emoción en cada bocado, que se me caigan las lagrimas de felicidad cada vez que lo como, que hace que me importe tres pepinos la dieta y me quiera comer todo el molde, y que en casa haya peleas por quien se queda el último pedazo, es el postre que prepara la mamá de mi querido amigo Ernesto, la Monina. No existe en este mundo un Pie de Limón similar. No me pregunten que es, lo perfecto de su masa (ojo, es de galleta, no masa tradicional), lo cremoso del limón o el merengue. Llevo años tratando de descifrar en que consiste el secreto. Si alguna vez lo prueban sabrán de que estoy hablando.
Hoy, con esta receta, Jime Larrea y yo hemos querido hacerle un homenaje a esos Pies de Limón que tanto nos gustan. Esos que en cada bocado nos hacen llorar de emoción. Esos que todas queremos preparar con nuestras hijos, y que ellos recuerden para siempre. Hoy nos ayudó Cayetana y pasamos un rato genial. Aprovechen las vacaciones y entren a la cocina con los peques. Lo van a disfrutar.
Pie de Limón
Ingredientes
Masa
2 tazas de galletas de vainilla dulces
1/2 taza de mantequilla derretida (yo uso mantequilla con sal por el punto que le da a la masa. Puede ser la sin sal. También si quieren pueden agregar nueces molidas, que le da un rico punto a la masa)
Relleno
1 lata (400gr) de leche condensada
1/3 a 1/2 taza de jugo de limón
4 yemas de huevo, ligeramente mezcladas
Merengue
4 claras de huevo
3/4 taza de azúcar
Preparación
Corteza
En un recipiente mezclar la galleta molida con la mantequilla derretida. Presionar bien la mezcla en el fondo y costados del molde de pie. Llevarlo al horno precalentado a 180ºC durante 15 minutos. Retirar del horno y dejar enfriar.
Relleno
Mezclar la leche condensada con el jugo de limón y las yemas, ir probando la cantidad de limón porque puede quedar muy agrio. Pasar la mezcla por un colador para eliminar alguna imperfección de las yemas. Verter la mezcla sobre la corteza de galleta y regresar al horno 15 minutos más. Retirar del horno y dejar enfriar.
Merengue
Batir las claras hasta que estén bien espumosas. Agregar gradualmente el azúcar y seguir batiendo hasta que estén a punto de nieve (como para merengue). Colocar sobre el pie y formar picos desordenados. Regresar al horno y dorar ligeramente.